martes, 31 de mayo de 2011

Mi confrontación con la docencia

Mi confrontaciòn con la docencia
Estudie Filosofía y Teología en el Seminario Franciscano en la ciudad de México fui ordenado ministro de culto en 1989 y termine la licenciatura en Psicología en 1990. Durante los años siguientes preste mis servicios como ministro católico en una zona de misiones en Chiapas en la comunidad de Chapultenango donde conviví con los indígenas zoques,  y sobre todo con los jóvenes de aquellas comunidades, de donde aprendí grandes lecciones de vida, al salir de ahí me enviaron a una casa de formación donde se recibía a los jóvenes que manifestaban esta vocación de ser religiosos, y el último lugar donde estuve antes de pedir mi salida fue en el Centro Vocacional, lugar donde se realizaba la selección de jóvenes para después enviarlos a las casas de Formación.
En lo ya relatado hay un común denominador que es el gusto de trabajar y convivir siempre con jóvenes, por lo que al tomar otra ruta en mi vida pensé en la docencia, como un lugar idóneo para seguir haciendo lo que me agradaba y así llegue a solicitar trabajo en dos escuelas de Bachillerato.
Muy difícilmente cambiaría este nivel educativo, ya que convivir con los adolescentes me fascina, a veces son muy extraños, pero también en muchas ocasiones son grandes personas que sólo requieren compañía más que enseñanza.
Ser docente como ya lo conté y como nos lo piden en esta actividad es una gran aventura, sobre todo cuando hay que rescatar a estudiantes difíciles que ya desesperaron a todos incluso a su familia, hoy recuerdo a una alumna que lloraba porque su mamá realizaba ya en la dirección los trámites para darle de baja por su comportamiento, en cierto sentido yo creí que era lo justo, sin embargo esperé a la mamá para realizar un último intento y recuerdo que muy molesta me dijo: Después de hablar con usted tengo que volver a la dirección para retractarme de lo que ya pedí, espero no se equivóque y que bueno porque la alumna entendió y aprovechó la oportunidad. Esta historia es ejemplo de muchas otras satisfacciones que se viven y se tienen al ser docente.
La insatisfacciones son pequeñas si las comparamos con los grandes momentos que vivimos día a día con los adolescentes, por lo que sólo he de comentar que si algo me decepciona y es difícil cambiar es la actitud de algunos padres de familia que quisieramos nos respaldaran cuando tomamos decisiones adecuadas en bien de sus hijos, porque tenemos papás que comentan: a mi usted aunque sea maestro no me ha de decir cómo educar a mi hijo,
Ser docente es una actividad muy agradable siempre y cuando vaya acompañada del compromiso de hacer todas las actividades lo mejor que se puedan.
Mauricio Javier Ruiz Fierro

1 comentario:

  1. Compañero Mauricio:
    Comparto contigo la enorme experiencia que nos deja el trabajo con adolescentes, sin importar todos aquellos momentos negativos que pudiésemos pasar con los padres, con los mismos alumnos, y hasta con los docentes, cundo tenemos que cubrir la función de intermediarios.

    Sugiero enriquecer su blog con imágenes, vídeos, y todas aquellas herramientas que pudiesen hacerlo más atractivo.
    Suerte
    Gaby Ruiz

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